EDUCAR y PROTEGER en épocas de confusión y ambigüedad

EDUCAR y PROTEGER en épocas de confusión y ambigüedad

¿Cómo saber las medidas y los límites de protección hacia nuestros hijos?, ¿Quién establece esto?, ¿La ley, los padres…los niños?

Cuando hablamos de límites, protección y cuidados a nuestros hijos, hay muchas vertientes por las que podemos abordar el tema. Los privilegios, la inseguridad social, las circunstancias socioeconómicas, el afecto, los prejuicios, las identidades, la educación, etc. Pero qué pasa cuando nuestro entorno, el más cercano, se vuelve un tanto confuso. No sabemos muy bien si lo que hacemos es lo correcto, el «deber ser», lo que corresponde. Vivimos en un momento complejo en el que no podemos vivir con una capa de invisibilidad, pero tampoco podemos ser seres despreocupados, sin embargo, la línea del compromiso hacia los cuidados es muy delgada como para no cruzarla, o peor aún, para romperla y quedarnos paralizados.

Protegernos entre todos es muy importante, pero proteger a nuestras generaciones más jóvenes, es la base que nos corresponde cuidar a todos. Aunque, ¿Cuánto es poco y cuánto es demasiado? La sobreprotección hacia los menores genera cierta vulnerabilidad hacia a las críticas, y la convivencia dificultando el trato con ellos, ya que el exceso de cuidados eleva su autoestima hasta niveles de jerarquía que en muchas ocasiones es tóxica, y que lamentablemente merma su personalidad y la conduce hacia el egocentrismo.

Actualmente es muy común ver la risa y despreocupación de algunos padres al ver a sus hijos diciendo groserías, faltando el respeto a sus hermanos, primos o tíos, y pegando por accidente –o no– a las personas a su alrededor y justificando sus acciones con frases como «es que es un niño, no sabe lo que hace» normalizando dicho comportamiento. Es muy cierto, los niños muchas veces no actúan con malicia, pero es en ese momento cuando nosotros como adultos podemos hacer un cambio determinante y hablar con ellos e intentar corregir su comportamiento con la finalidad de que en un futuro, los niños no se conviertan en adultos víctimas o victimarios.

Por ejemplo, a algunos niños de estrato socioeconómico medio alto se les otorga un lugar que en ocasiones suprime o cuestiona la autoridad de sus mayores, su lugar en esta sociedad llega a tal grado, que al niño o niña se le permite elevar la voz y expresarse con palabras llenas de crueldad y saña tanto con adultos como con otros niños o niñas en su rango de edad, bajo el argumento de su inconsciencia y edad, logrando que estas acciones «inocentes» pasen de la crítica al desprecio y del desprecio muchas veces hasta los golpes o con aún tipo de violencia más grave, que a excusas de su edad  e inmadurez, se deja pasar sin ser verdaderamente señalado, corregido y reencausado a mejores términos, y abriéndoles la puerta a una consciencia real y sobre todo, al respeto mutuo.

Mi vecina y amiga Lourdes es una mujer muy dedicada al hogar, la conozco desde niña. Jugábamos de pequeñas y nuestros padres nos correteaban y castigaban si levantábamos la voz o le pegábamos a un adulto intencionalmente; nos quitaban los patines, la bicicleta o no podíamos ver televisión por un mes, esos castigos eran sumamente dolorosos para entender las cosas que no debían hacerse.

 

El hijo de Lourdes comenzó haciendo berrinches propios de la edad y lo corregían llamándole la atención con alguna frase simple como: «Ya, ya, tranquilo, no vuelvas a hacer eso», pero con el tiempo el niño fue elevando su nivel de violencia a tal grado que empezó a golpear a su hermano y a sus tíos, pero sus padres seguían llamándole la atención de manera despreocupada y sin darle mayor importancia, el niño no parecía entender, o no comprendía realmente la relevancia de sus actos; jamás recibió un castigo, una buena reprimenda o alguna consecuencia que le ayudara a revalorar lo importante de la llamada de atención

Entonces me pregunto, ¿Dónde está el límite entre lo correcto e incorrecto? El evitar dolor a toda costa en actos naturales como el jugar entre niños, es un gran desacierto. Aprender a lidiar con personalidades conflictivas e invitarles a buscar soluciones, es parte del crecimiento. Acompañar a niños o adolescentes en el proceso de situaciones adversas y ayudarlos a enfrentar estos eventos los harán cada vez más fuertes sin evitar que los vivan y aprendan de ello. Claro que debemos vigilar los pasos de nuestros niños y adolescentes SIEMPRE, pero ¿Cómo saber las medidas y los límites de protección?, ¿Quién establece esto?, ¿La ley, los padres… los niños?, ¿No debería haber una sinergia en todo ello?

Sin duda la etapa de la niñez y adolescencia puede formar personas amables y empáticas o bien arrogantes y soberbias, a tal grado que su ego puede sobrepasar los límites del humanismo, o formar adolescentes vulnerables, altamente sensibles y demasiado exigentes para socializar en el día a día de esta sociedad tan variada y compleja.

Por eso, creo que el deporte y las artes son lugares propicios para que los niños y adolescentes desfoguen su energía natural y canalicen sus niveles de violencia en algo más positivo, sin embargo, la educación de muchas escuelas es altamente gregaria; si un menor de edad no es asiduo al balón o al ejercicio se le aísla o aparta, y este sentimiento repercute en frustración y rechazo, en su mayoría, los educadores físicos lejos están de motivar a sus alumnos en el progreso y gusto en algún deporte o alguna destreza. Para que una persona vea sus capacidades y habilidades, se requiere de tiempo y vocación de servicio de los entrenadores deportivos y culturales, pero la mayoría de los maestros de educación física, carecen de ánimos y verdadera intención de fomentar el ejercicio bajo el verdadero disfrute, o artistas frustrados y anclados a su concepto personal de arte que determinan subjetivamente, quién es, o no, talentoso.

El DEPORTE en cualquiera de sus disciplinas, nos enseña a amar nuestro cuerpo, y ser conscientes de ello, además de la autoconciencia mental, aprendemos a competir, a ser equipo, prepararse para un torneo requiere de participación y un sentimiento de solidaridad igual para ganar que para perder, lo que importa es JUGAR, así es VOLVER A JUGAR ENTRE NIÑOS, ADOLESCENTES E INLCUSO entre ADULTOS, ya que es una forma de convivir y de demostrar afecto y compañerismo; Regresar a nuestra humanidad y darle su propio lugar a la tecnología que no suprima nuestra intención de convivio humano.

Tocar un instrumento, bailar, dibujar pintar, esculpir o INVENTAR, requiere de libertad de expresión de constancia y del disfrute interno, cada realidad es en sí misma y placentera, fuera de técnicas y de normas estilizadas, la apreciación de la belleza, del arte o de la creación viene del que lo/la observa.

En infantes o adolescentes la sorpresa y la creatividad provienen de fuentes y diversidades infinitas. Es en estas etapas cuando más se requiere límite y equilibrio entre los dispositivos digitales y la estimulación hacia la convivencia física entre amigos. Los nuevos aprendizajes, las diferentes técnicas de estudio y recreación son una forma de alimentar nuestro corazón y alma, por mucho que cada día lo veamos lejano o que sintamos que nuestros niños y jóvenes se ven encerrados en un círculo tedioso.

Crecer es difícil y APRENDER es algo que nunca dejamos ni dejaremos de hacer JAMÁS. Tenemos en nuestras manos el destino de nuestros hijos, sobrinos, nietos, hermanos… pero también el propio. Somos responsables de vivir y convivir con nuestros semejantes en sana armonía.

A lo largo de nuestra existencia tendremos muchos asuntos por resolver; en la escuela de la vida, no existe una sola formula, ni una sola estrategia para poder convivir armoniosamente con todos, los seres de este planeta somos simples y complejos a la vez, cada realidad es única y válida para el ser humano que la vive, somos pasajeros de distintos destinos y algunos tripulantes nos llevan a encontrarnos a nosotros mismos, porque cada minuto de nuestra vida es único e irrepetible y no existe ningún límite para viajar de adentro hacia afuera o viceversa.

Viajemos, aprendamos, eduquémonos, creamos, no importa la forma; en sueños, en una meditación, caminando, vía aérea o por tren; transitemos alegremente por nuestros deseos mermados… Cada viaje es un encuentro Exploremos juntos. ¡Nosotros, te acercamos a vivenciarlo! ¡Contáctanos ahora!

 

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